Es su chispa inadecuada
y se flagran espontáneas;
creyéndose así más ardientes
crean el caos en su área.
Son productos indigestos
que no merecen trago digno;
no hay forma de compensarlas
¡no alcanzan los algoritmos!
No hay resiliencia posible
cuando se quiebra su rumbo,
no hay tendencia al equilibrio.
Quien las siga dará tumbos.
Su homeostasis de pH desregulada
las convierte en espinas más que en rosas.
Embelesadas en su corrosión, se creen ácidas
pero no pasan de ser unas sosas.
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