No hay suficientes sendas
de aquí a mi casa
He transitado sin éxito
tantos caminos;
a veces con fortuna de oro,
otras, las más, arrastrado por un sino de barro.
Devolverse al origen, cada vez es más complicado:
las rutas se multiplican
y la meta se desplaza más allá sin moverse.
Vamos haciendo agujeros
en los corazones,
propios e impropios,
a fin de llenar los huecos de nuestros estómagos,
y se van quebrando
una y otra vez
fidelidades eternas,
juradas con pactos de sangre.
La meta se aleja
y queda como referencia ese anhelo
que fluye desde las llagas
del corazón.
Propio e impropio a una.
Quedamos erguidos, al cabo,
aún hay glucosa en nuestras arterias
¡y Oxígeno!
Al menos, un tiempo.
Mientras el horizonte se aleja,
al final,
hasta eso se agota.