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Cataluña para no españoles (no residentes)

05 jueves Oct 2017

Posted by Khajine in documentos serios

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catalanismo, cataluña, crisis, ensayo, España, historia, humor, independentismo, informe, nacionalismo, opinión, Rajoy, referéndum


Este texto lo he escrito para todos mis amigos no-españoles y no-residentes en España, para que tengan una versión (mía, me temo) no tan sesgada como la que presentan los medios de información.

 

¿Qué pasó en Cataluña, wey? ¿Se van a independizar? ¿Por qué el gobierno español ha masacrado a los catalanes? y, en menor medida, ¿están tus amigos y tu familia bien?, son las preguntas que, con más frecuencia, me han perseguido los últimos días. Algunos, incluso, me han pedido mi opinión. Por si acaso alguien que no es de mi círculo me lee, primero voy a dejar una pequeña exposición de mí para que el texto pueda objetivizarse (los que me conozcan, pueden saltársela).

 

¿Escribe un español?

No tengo vergüenza de ser español. No es que sienta orgullo ni nada por el estilo. Simplemente, es algo que es legalmente constatable, sobre lo que no he tenido la menor influencia. Mi postura política no está ni “tantito” cerca de adorar algo como el sentimiento patrio, pero igual que soy moreno de pelo o tengo 206 huesos, soy español. Quiera o no quiera. Hasta que pueda dejar de serlo de forma legal sin tener que pertenecer a otro país, mi nacionalidad irá conmigo. O, si no, otra. Pero sería sólo cambiar de collar.

Sin embargo, debido a los eventos (por ser una introducción, voy a ser lo más neutral posible) sucedidos en la Comunidad Autónoma de Cataluña, se ha puesto en entredicho la moralidad de sentirse español. Y también se ha hablado con fruición de un victimario estatal, cuya acción ha sido equiparada al punto del genocidio. Entonces, ¿es España culpable de un delito? Y, como es el Estado representante de los españoles, ¿qué responsabilidades llevamos con nosotros?

El marco legal

España es, constitucionalmente, un estado indivisible. Igual que lo es México, Estados Unidos, Inglaterra y Etiopía. Perdón, Etiopía no. Bueno, alguna excepción tenía que haber. Y, quizá, debería ser divisible, como presupone el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Pero no. Existe un principio de integridad del estado y la Unión Europea aceptó a España dentro de sus filas sin tener en cuenta este pequeño detalle. Quizá porque también lo cumplen el resto de miembros. Igualmente, España forma parte de la ONU. No soy experto en derecho, así que me baso, completamente en este caso, en el siguiente enlace que, por cierto, está escrito por representantes de España http://www.exteriores.gob.es/Portal/es/SalaDePrensa/Actualidad/Paginas/Articulos/20140517_ACTUALIDAD1.aspx.

No existe tal cosa como el derecho a la Secesión en el derecho Constitucional español (ni, de facto, en ningún país) ni en el Derecho Internacional. Puede haber algo lejanamente parecido en Canadá o Sudáfrica. Lo hubo en la URSS y Yugoslavia. Quizá debería estar contemplado en todos los estados. Legalmente, por lo tanto, el pueblo catalán no es soberano en sí. La soberanía recae sobre el pueblo español.

El derecho a la autodeterminación de los pueblos, estipulado en el pacto por los derechos humanos en 1966, sólo es aplicable cuando una región colonizada debe ser abandonada en aras de que sus habitantes puedan gestionar sus propios recursos, cuando un pueblo ha sido invadido o cuando sus derechos se ven flagrantemente violados por el Estado. Está claro que Cataluña no es una colonia española, así que me niego a discutir este punto, pero… ¿y los otros dos?

Historia fugaz de Cataluña

Hay quienes, como los nazis, se quieren remontar a épocas pre-romanas para establecer un principio de espíritu de pueblo. En Alemania, es un absurdo, pero en el caso de todos los países latinos, quizá esto sea aún menos aplicable. Comencemos, pues, la historia, donde comienza a tener relevancia para la cuestión actual.

El Imperio Romano invade la península Ibérica y establece una serie de provincias que nada tienen que ver con las actuales. Ante la invasión visigótica, el Imperio Romano rinde la península a éstos y se proclama un reino único, aunque dividido en pequeños feudos. Pero estos feudos nada pudieron hacer frente a la invasión musulmana. Bueno, quizá pudieron hacer algo, pero prefirieron rendirse para obtener algunas prebendas. Al cabo, si eres vasallo de uno, puedes ser vasallo de otro. Los musulmanes continúan su avance hasta que Carlomagno les pone un alto.

Para defenderse de un posible contraataque, deja un territorio cubriendo el Pirineo sur, que amortiguaría una invasión y daría tiempo a reaccionar. Él y sus sucesores crean la llamada Marca Hispánica que va desde el Norte de Navarra hasta Barcelona. Este territorio, de acuerdo con la política feudal de Carlomagno, se constituyó en feudos, dominados localmente por condados. Entre ellos, destacaron por su poder el de Navarra, el de Aragón y el de Barcelona.

“Disculpadme ahora porque, como esto constituye parte fundamental de la ideología catalana, voy a extenderme un poco”.

-Formación de Cataluña

A los territorios del Pirineo Oriental, entre los cuales destacaba el condado de Barcelona, se les denominó territorios catalanes. Este territorio permaneció bajo dominio carolingio hasta que Wilfredo el Velloso consiguió la heredabilidad del condado. La división del imperio Carolingio dio lugar a la fundación de numerosos principados. Sin embargo, todos ellos seguían rindiéndole homenaje al rey, hasta que en Francia pasa a gobernar la dinastía Capeta. Aunque en el papel, el condado de Barcelona seguía siendo vasallo del rey de Francia, se rompió de facto la unión.

Durante casi ciento cincuenta años, el condado de Barcelona se mantuvo como vasallo sólo sobre papel, ya que no hubo reclamaciones por parte de los francos. El último conde de Barcelona que sólo fue tal, fue Ramón Berenguer, que se casó con la hija del rey de Aragón, adquiriendo el rango de príncipe y ejerciendo de regente, pero sin ser nombrado rey. Durante 100 años más, el condado de Barcelona seguirá siendo vasallo de la corona francesa, aunque al mismo tiempo el conde fuera rey del reino aragonés. En 1258, los territorios de la Marca Hispánica al sur de los Pirineos pasan a ser del dominio del Reino de Aragón y, los del norte, de Francia.

Cataluña, durante todo el final del Medioevo y el principio de la Edad Moderna, perteneció al reino de Aragón. Este reino, de carácter muy fragmentario, concedía numerosos foros propios a las regiones que lo conformaban. Algo completamente diferente sucedía en Castilla (el otro reino que constituiría España, posteriormente), con un carácter mucho más homogéneo. Cuando la corona de Aragón y la corona de Castilla se unieron, todo el territorio bajo su control pasó a denominarse España (aun cuando ese nombre ya se utilizaba, de forma general, para denominar los territorios ocupados por ambas en la península y en ultramar).

-La guerra de Sucesión española

En el siglo XVIII, la sucesión de reyes en España lleva a una lucha fratricida. El rey Carlos II (el hechizado, dicen las buenas lenguas; el rey pasmado, las comunes), murió sin descendencia y nombra a Felipe de Anjou su sucesor. Todas las monarquías, salvo la austriaca, lo aceptaron como sucesor. La casa de Austria (los Hasburgo), defienden al Archiduque Carlos como legítimo heredero lo que provoca un enfrentamiento entre facciones en España (geográfica).

La mayor parte del reino de Castilla, el reino de Navarra y algunas regiones del reino de Aragón apoyan a Felipe V. Gran parte del reino de Aragón, al que pertenece Cataluña, se pone de parte del Archiduque. Para hacerlo corto, el rey Felipe gana la guerra que se desarrolla a escala nacional entre 1701 y 1711. En 1711, el Archiduque Carlos es reconocido como Emperador de Alemania por la muerte de su hermano, lo que hace que pierda el apoyo a su candidatura por parte de los europeos, por el desequilibrio de poder. La guerra continúa, aunque Carlos marcha a Alemania. Deja a su esposa como regente del reino de España (reducido en territorio para ellos a una pequeña parte de Aragón). La reina se marcha en 1713, dejando un Virrey del Archiduque en Cataluña. Éste se rinde en 1714 y evacúa a las tropas austriacas que quedaban. La represión, particularmente en Barcelona, fue brutal. Además, se retiraron muchos privilegios a los catalanes, por haberse resistido a Felipe V de Borbón.

Desde ese momento, Cataluña se convierte en una región conflictiva dentro del reino de España (instaurado por Felipe V, al unir los Reinos que la componían), reclamando la recuperación de sus foros, en un principio. Posteriormente, con el auge del nacionalismo en el siglo XIX y la cada vez menos poderosa monarquía española, la población catalana es fuente de movimientos sociales. Se convierte en el puerto de llegada a España de todas las ideas europeas, al ser frontera y puerto de comunicación.

Pero no es hasta que se acaba el Franquismo que en Cataluña comienza a surgir un movimiento independentista con fuerza representativa. La opresión que ejerció éste sobre la cultura catalana (que, durante la guerra civil española, fue uno de los últimos frentes abiertos frente a los insurrectos que ganaron la guerra), provoca que, al finalizar el régimen, se destapen los resentimientos. Sin embargo, cuando concluye el franquismo, o al menos cuando muere Franco y se declara España una monarquía constitucional, en las cortes que se establecen para formar la constitución de 1978, sólo cinco representantes abogaron porque se reconociera el derecho a la secesión. Y, entonces, el movimiento independentista vasco estaba mucho más exacerbado que el catalán.

-Cataluña constitucional

A partir de la formación de comunidades autónomas, determinadas competencias se pierden del estado para ser propiedad de cada autonomía. Se co-oficializan lenguas locales (catalán, vasco, gallego, valenciano con posterioridad…) y se promueve la recuperación de la cultura que fue, si no directamente abolida (sólo en algunos casos) sí fue coartada durante el franquismo. En este marco, la educación y la sanidad, por ejemplo, se desarrollan dentro de un marco laxo aprobado por el estado español en pleno que debe ser concretado posteriormente en cada región. Por poner un ejemplo burdo, se establecen los objetivos básicos de educación, pero cómo se llevan a cabo depende de cada sitio.

<<Pequeño paréntesis: Durante el comienzo de la democracia española, los votos nacionalistas tuvieron una alta repercusión en la política. Tanto el PP como PSOE, debido al reparto inequitativo de los votos en el territorio, debieron apoyarse en ellos en repetidas ocasiones para poder alcanzar una mayoría que les permitiera votar. Eso les confirió beneficios como emplazamiento de empresas y determinados foros que otras comunidades no poseen (y, de hecho, tampoco los reclaman, ya sea por falta de poder o por váyase usted a saber). Para saber más, podéis ver las coaliciones de los diferentes presidentes de gobierno españoles y la ley de reparto de los votos en wikipedia>>

En este marco laxo, cada uno matiza como quiera. Y esto hace que sea una veleta cambiante ante los vientos de gobierno que soplen. Sigo con el ejemplo de educación. Aunque en España se reconoce la libertad de cátedra (esto es, cada maestro puede enseñar lo que guste siempre y cuando enseñe los contenidos mínimos que se exigen a nivel de estado), de facto no se lleva a cabo. Los profesores son presionados por las instituciones, y las instituciones, a su vez, por estancias superiores, para que enseñen de acuerdo con un programa establecido.

Si hay un gobierno que quiere dar forma a la educación pública como fabricante de obreros poco cualificados, cambiará el porcentaje de tiempo que ocupan las materias (quitará filosofía, por ejemplo) y rebajará los contenidos y objetivos (o los llamará competencias o dones o filigranas). De la misma forma, si un gobierno quiere adoctrinar, modificará los objetivos mínimos de materias de formación en humanidades, como filosofía, lengua o historia. Por poner un ejemplo, burdo a su vez, si en filosofía quisiéramos formar una base de ateos, propondremos un análisis severo de las críticas contra el argumento ontológico de San Anselmo, que será el único contenido obligatorio de la asignatura y que se evaluará para poder entrar en la universidad. Si quisiera formar una base de españolistas, hablaría de la formación del reino de España con Isabel y Fernando el Católico (ya estipulé que España existe desde Felipe V, no antes) y de sus raíces históricas, haciendo hincapié en el espíritu nacional y deificando a los supuestos héroes: Colón, Hernán Cortés, Pizarro, Núñez de Balboa…

Mientras, el poder de Cataluña recaía en los nacionalistas, con contadas excepciones de carácter extremadamente local, se defendió la integración de la lengua catalana en el programa escolar (con algún perjuicio de la enseñanza de la lengua española, pero, a la vista del impacto de las redes sociales y de la escritura en el móvil -celular-, ni mucho menos grave) y un respeto aproximado a, digamos, un espíritu común en la educación. Sin embargo, durante el gobierno en mayoría absoluta de un partido nacionalista español (el PP de Aznar) a nivel de estado incrementó el número de independentistas en Cataluña (todavía en cifras muy por debajo de lo actual). Este incremento, se vio reflejado en la pérdida de votos por parte de los nacionalistas que respondieron declarándose independentistas.

-Cataluña “independiente(ista)”

El primer intento de organizar un referéndum independentista no vinculante tuvo lugar en 2014. Se pretendía que, si los partidos independentistas alcanzaban un determinado número de votos durante el plebiscito electoral, se llevaría a cabo un referéndum para ver cuántos, realmente, querrían segregarse de España. El número de votos en estos partidos fue menor del esperado por ellos mismos y no alcanzaron su objetivo. No obstante, se convocó un referéndum sin garantías con casi dos millones de votos contabilizados. El referéndum tenía dos preguntas: ¿Quiere que Cataluña sea un estado? y, si la respuesta era afirmativa, ¿quiere que sea un Estado independiente? El 80% de los votos dieron el doble sí (sobre un 35% de la población total catalana convocada).

No se puede hablar de casi dos millones de catalanes independentistas porque no existían observadores externos habilitados (los hubo, pero no oficialmente) ni listas de cotejo adecuadas para evitar el doble voto (dicen que sí). Para los pro-españolistas, esto fue una gran victoria (contabilizaron la abstención y los noes como un grupo mayoritario de casi cuatro millones, ya que la campaña había sido contra el voto, no a favor del no). Para los independentistas, fue una gran victoria (contabilizaron únicamente los votos que presentaron y había una ligera mayoría pro-independentista, algo así como 9 a 1). Pero el referéndum, además de engañoso, pues fue convocado en contra del supuesto original, fue inútil, pues la decisión no era vinculante. Sin embargo, sentó precedente. Los independentistas quisieron continuar.

 

Llegamos al momento actual

Para el día 1 de Octubre de 2017, fue convocado un nuevo referéndum, cuya validez fue repetidamente rechazada por parte del Estado español y de los jueces. Los días anteriores al mismo, se suspendió a un juez catalán por implicaciones anticonstitucionales, se llamaron a declarar frente al juez a los alcaldes de muchas localidades catalanas, fueron precintados los colegios donde se iban a llevar a cabo las elecciones, fueron retiradas urnas y se produjeron algunas detenciones por orden de jueces en Cataluña (que, de acuerdo con antecedentes, quizá no sean los más fiables de los magistrados, pero ése es otro cantar y no he revisado el historial de éstos). Esto exacerbó los ánimos. El gobierno desplegó a la policía nacional para controlar la situación. Convocó, a su vez, a la policía local (mossos d’escuadra). El clima ya andaba caliente el día que se iban a producir las elecciones.

El referéndum convocado no tenía garantías, de nuevo carecía de lista de cotejo. Se podía votar con presentar un carnet de residencia válido, pero no era necesario acercarse al colegio electoral que tocaba a cada votante. Es, por poner un símil, si yo, siendo de Guanajuato, votara en Morelos. Y, si quiero, de nuevo en Guanajuato, ya que nadie me quita mi carnet ni comprueba si ya he votado. Y, luego, en el DF., aunque esté lleno de chilangos.

El día de los hechos, una gran masa de residentes en Cataluña (las condiciones para votar eran muy laxas) acudió a los colegios electorales. La policía trató de impedir que la gente votara. Bloquearon algunos centros. En otros, no pudieron (o no lo tenían planteado). Trataron de desalojar a los que allí se encontraban. Hubo resistencia pasiva por parte de los ciudadanos. Los mossos d’escuadra se opusieron a la policía nacional. También los bomberos locales. Y la policía los jaloneó, los arrastró y, en algunos casos, los golpeó para que salieran. El resultado final fue que 800 personas fueron atendidas por los servicios de sanidad desplegados. El resultado también fue que sólo dos personas fueron hospitalizadas y uno de ellos fue porque tuvo un infarto. Ah, y el resultado del referéndum fue que el 90% de los votos contabilizados estaban dispuestos a favor de la independencia. Y el presidente de la Generalidad de Cataluña pretende declarar unilateralmente la independencia con este sustento.

De las consecuencias políticas y económicas que podría tener una segregación, no voy a hablar aquí. Básicamente, no tengo el conocimiento necesario y hay pocos datos sobre el futuro como para hablar sin divagar. De todas formas, es poco probable que haya una independencia, al menos a corto plazo.

Y regresamos al punto del principio. A partir de aquí, rompo con mi vano intento de objetividad.

 

Mi opinión

El referéndum fue y es ilegal. Los partidos independentistas en el poder en Cataluña manipularon la situación para crear una trampa. Se organizó planteando la democracia sólo como el ejercicio del voto y no como el respeto a la legalidad del estado. Puigdemont mintió descaradamente en sus declaraciones tergiversando hechos y cambiando referencias (ver artículo de “the guardian”). Al violar la legalidad del estado, la policía, por orden judicial, estaba obligada a intervenir. Los mossos d’escuadra, pagados por el gobierno, se opusieron a la responsabilidad que les corresponde. Los ciudadanos catalanes que acudieron a votar estaban ejerciendo ilegalmente un supuesto derecho al voto, por lo tanto, cometiendo un delito anticonstitucional. El gobierno, por enviar a la policía, quedó expuesto al escarnio internacional, ya que periodistas y fotógrafos de todos lados recogieron el uso de la fuerza en diferentes medios.

Caaluña no tiene derecho a autoproclamarse soberana. No está reconocido en la Constitución, pero España ratificó los tratados de derechos humanos en los que se recoge el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Legalmente, no pueden independizarse, pero existe un precedente en la escisión de Kosovo de Serbia. La constitución de este país no contempla, al igual que tampoco lo hace la española, la posibilidad de un supuesto de secesión. Aunque las circunstancias son diferentes, ya que en Kosovo existía una violación flagrante de los derechos humanos. Sin embargo, queda patente que la legislación no es univalente e inequívoca. Hay supuestos a los que podrían acogerse los catalanes para declarar unilateralmente la secesión sin tener que recurrir al Estado español como, por ejemplo, el uso de la opresión. Casualmente, hasta que intervino la policía el 1-O, no había ninguna prueba de la supuesta opresión, pero ahora pueden apelar a Naciones Unidas con un amplio registro de apoyo internacional (no de los países, pero sí de periódicos). Los independentistas en las altas esferas, que no recibieron ni un palo, pueden agradecer la ineptitud de Mariano.

¿Y? Y, si es anticonstitucional, la actuación de la policía está justificada. ¿Y? Y la policía debe actuar de forma proporcional cuando se violenta la ley establecida. ¿Y? Y, por los vídeos y las imágenes expuestas, claramente se sobrepasaron. ¿Y? Y lo hicieron de acuerdo con una legalidad española que sería rechazada en caso de que se obtuviera la independencia. Ya, pero ¿qué hay detrás de todo eso?

 

-Nacionalismo español, el PP.

El PP es un partido político que enraíza descaradamente en el gobierno franquista. Nietos, sobrinos del falangismo y, hasta hace poco, propiamente un ministro de Franco, se encuentran en las listas de representantes de este partido. Muchos votantes conculcan con estas ideas. Hasta aquí todo normal (y legal). En España, el franquismo no fue condenado, por lo tanto, un español de bien puede declararse franquista, exhibir símbolos franquistas y cantar himnos franquistas sin que haya ninguna repercusión, salvo quizá mediática. No es como en Alemania, que el simbolismo nazi está penado y perseguido. Por lo tanto, sólo ejercen su derecho. No es algo malo. No legalmente hablando, de nuevo. El PP se declara de derechas y, aunque no lo niega, no quieren ser vinculados demasiado con Franco. Tantito, no más.

Recordemos que, con Franco, el Estado es centralista y no entraría en consideración una segregación territorial (bueno, Sáhara Occidental aparte). Recordemos que el PP llevó una guerra mediática con los catalanes nacionalistas. ¿Para qué si Cataluña forma parte de España y los partidos nacionalistas habían aupado al PP al poder en 1996 (primera legislatura de Aznar)? El PP lleva años embarrado en escándalos de corrupción, que han sacudido la estructura de arriba abajo. De hecho, fue imputado (sí, el partido entero) por destruir pruebas que constatarían su financiación ilegal. Además, en España existe un malestar general por una altísima tasa de paro y por la precariedad en el trabajo y los recortes que se realizaron en Sanidad, Educación y Ciencia. A esto, habría que añadir un largo etcétera (la guerra de Irak, la de Afganistán, el escándalo del Prestige, el manejo del atentado del 11 de Marzo de 2004). Y decidió crear un enemigo afuera para distraer la atención…

 

-Independentismo

…enemigo, al que, a su vez, le vino muy bien esta guerra. Los nacionalistas de CiU habían perdido una gran cantidad de votos en 2012 (90.000), mientras que un partido independentista de izquierdas ERC había ganado 278.000. Aunque el movimiento del voto no fue unidireccional, aumentó el número relativo de independentistas de izquierda (i.e., ERC que son independentistas) frente a los nacionalistas de derecha, más moderados en sus reclamaciones frente al estado. Como esto ya se veía venir, CiU había comenzado a reclutar independentistas, aunque le siguió cimbreando la base de votos. Desde 2010, habría virado a una política independentista. Aclaro, en este punto, que el independentismo de CiU es de carácter advenedizo, con intención de usar el independentismo para ganar votos y mantenerse en el poder.

¿Por qué viró el partido más importante de Cataluña, en número de votantes, de una postura nacionalista a una independentista? Probablemente, para ocultar escándalos de corrupción y de financiación ilegal, así como de lucro del dinero público (1, 2). Al agitar el panorama, la opinión pública se centró en la mucho más emocional e interesante independencia frente a una aburrida trama de escándalos financieros. Al fin y al cabo, todos roban, ¿no?

La guerra mediática

Comenzó pues una campaña continua de bombardeo mediático para posicionar a la población española. Las redes sociales se llenaron de convocatorias de boicot a productos catalanes, se silbaba el himno español en estadios de fútbol, los periódicos se llenaron de noticias que implicaban discriminación hacia catalanes o por parte de los catalanes. El clima político se fue enrareciendo. La idea era distraer la atención popular de lo verdaderamente importante. Pero, al parecer, se les ha ido de las manos.

El gran calado que ha tenido el independentismo se basa en que ha construido una mitología completa y compleja. Doy un par de pinceladas:

-Mitología histórica: lanza sus redes sobre los fragmentos de historia antes expuestos para afirmar que Cataluña fue estado independiente durante un tiempo. Wilfredo el Velloso, primer rey. Cataluña independiente durante la invasión de Felipe V. Cataluña cultura ajena al resto de España. Bien narrado, tiene hasta cierta coherencia. Pero, de facto, lo que expuse con anterioridad se atiene más a la realidad.

-Mitología del estado explotador: España “ens roba”. Cataluña es la región que más aporta en PIB a España, aunque esto es, principalmente, gracias a la inversión estatal en industria que se ha ido realizando desde el siglo XIX. A cambio, debe contribuir fuertemente para el desarrollo de regiones menos favorecidas. Por supuesto, no a todos les parece bien y, por ello, se acusa de vagancia a determinadas regiones menos desarrolladas y se exige una mayor autonomía sobre el presupuesto (es decir, dar menos al estado para repartir o, si consiguen la independencia, no dar nada).

-Mitología económica: muy relacionada con la anterior. Su problemática económica (recortes en sanidad y educación) proviene de que España no le confiere presupuesto suficiente. Pero estos recortes no han sido porcentuales, sino totales. Es decir, ha habido una menor recaudación. El PP es económicamente liberal (al mismo tiempo que moralmente de carácter ultraconservador), quiere reducir el presupuesto para todo lo público. Pero también es de ese carácter CiU, es decir, la derecha nacionalista. Así que lo que reclaman los soberanistas es “no ser de la España de derechas que recorta sanidad y educación”… ¿Aceptarían ser de la Cataluña de derechas? De hecho, varias políticas en este sentido, los recortes, han sido dirigidas exclusivamente de acuerdo a la autonomía catalana. Como ejemplo, el copago.

-Mitología política: España es un país centralizado que no confiere ningún tipo de libertad para ejercer la cultura propia y el poder. No obstante, esto no es así si lo comparamos con otros países. La política descentralizada en Comunidades Autónomas confiere, como el nombre indica, mucha más autonomía a la hora de legislar que en países como Inglaterra. Muchas leyes, como introduje con anterioridad, son marcos laxos sobre los que hay que trabajar a nivel de las comunidades. Por supuesto, en una Federación de estados, habría más autonomía.

Conclusión

Llegados a este punto, debería dar una conclusión, puesto que ya me he alargado bastante. Hemos quedado en que el independentismo ha hecho una convocatoria ilegal. Esta convocatoria funcionó como una trampa, bajo la cual Rajoy tenía que actuar o perdería el apoyo de sus votantes. Ha provocado, con esto, que la policía tuviera que actuar violentamente, aunque dentro del marco de la legalidad, y ha conseguido, con ello, apoyo mediático. La causa catalana ha sumado gritos de protesta a lo largo de todo el mundo, basados en la desinformación y, además, en la manipulación de varias fotografías. El sustento del independentismo está basado en mitologías manipuladoras. Que los supuestos internacionalmente válidos para la independencia no son aplicables en el caso catalán. Sus políticos son tan corruptos como los del resto de España. El territorio de España, legalmente, es indivisible. La soberanía del estado recae sobre todos los miembros del mismo y no sólo sobre los de una determinada región. La suma de todo esto da como conclusión que… Cataluña merece su referéndum por la vía legal.

Sí, no es sarcástico. Aunque el fundamento de unidad nacional sea una falacia fascista, como cualquier pensamiento nacionalista, el sentimiento que tienen los independentistas es genuino. Haya sido o no forzado por la manipulación a nivel de la educación y del bombardeo mediático (quizá yo sea el manipulado en contra, y las revistas y libros de historia también), se ha creado un clima en el que los catalanes reclaman su derecho a decidir. La nación catalana tiene el mismo sentido que la nación española (o que la nación de la tercera cerrada de prolongación Zaragoza) y no puede ser que una se imponga ideológicamente a la otra. Que el poder del estado emana de la voluntad del pueblo, digamos, es el principio subyacente a la democracia. Si los catalanes no pueden decidir sobre sí mismos, es injusto que otros decidan por ellos.

Sin embargo, nos encontramos ante dos nutridos grupos: uno a favor de la independencia y otro en contra. ¿Podemos actuar absolutamente en contra de uno de los dos? ¿Qué pasa con los demás? ¿Cada cuánto tiempo habría que hacer un referéndum para poder mantener un ideal democrático? ¿Cuánto es el mínimo representativo para que se pueda hablar de una secesión? ¿70% como en la república para que un referéndum sea vinculante? ¿Habría marcha atrás posterior si cambian los ánimos?

La respuesta no es sencilla. Yo propondría, desde mi ignorancia en leyes, un referéndum no vinculante, bien organizado, sólo para los catalanes (legalmente catalanes, por supuesto, no intermedios). Si el referéndum diera una respuesta positiva, un referéndum ponderado, en el que el peso de los catalanes fuera del 50% para decidir la escisión o no del territorio. Sé que no se acoge a derecho, pues sería anticonstitucional. Quizá va siendo hora de que se modifique una constitución creada para no enojar y no para satisfacer las necesidades de un pueblo, el español, con vistas al futuro. Y el futuro no parece sencillo.

 

PD: Si por mi fuera, mandaba el estado al carajo. Coño, ya… Que no estamos para que nos cuiden (quizá de Rusia…)

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¿Tiene un riñón de sobra?

09 domingo Nov 2014

Posted by Khajine in Semi-ensayo (ensayos inconclusos)

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Chile, deber, donación, ensayo, Estado, hemiensayo, intelectual, obligatorio, país, pensar, semiensayo


[Lo primero, discúlpenme, tiene 603 palabras y ya establecimos con anterioridad que el máximo en internet debían ser 600 para que el lector no abandonara la lectura. Espero que entendáis que es cuestión de estilo y me lo perdonéis. ¡Mierda!, ¡con esta introducción nos vamos hasta las seiscientas cincuenta!].

En Chile, desde octubre de 2013, es obligatoria la donación de órganos. Más concretamente, los de aquéllos de los muertos chilenos. Sus cuerpos, salvo que en vida se negaran por escrito a ello, una especie de carnet del no-donante, se entregarán a la carnicería médica, troceándolos para su uso ulterior; principalmente, trasplantes.

El caso es que esta decisión política levantó en armas dialécticas a los más avezados defensores de la donación. Se han sentido ofendidos, como parece lógico, porque ahora la decisión no depende de ellos y las campañas propagandísticas se han enfocado en atacar a quienes se nieguen a donar, acusándolos de asesinos por omisión, mientras que antes, quienes donaban sus órganos, eran héroes. Quizá héroes anónimos, pues no se hacía gala de su mérito en los periódicos ni se les colgaban medallas, pero eran héroes desde su propia perspectiva, lo que, acaso, es más significativo; y eso les hacía creerse importantes. Con cierta razón de su lado, tal vez, pero sin que eso signifique que la tuvieran. La razón estaba con ellos circunstancialmente.

Ante la política del gobierno chileno en la que todo el mundo es donante por defecto salvo que se niegue a hacerlo, ya no hay héroes. La opción ha quedado reducida a la donación obligatoria o a ser catalogado como culpable por la pérdida de vidas. Esos antiguos héroes, que poseían en exclusividad el poder de salvar vidas, han sido vilipendiados e insultados, han visto violado su territorio. Lo que antes defendían por moralidad, la vida, ha dejado de ser relevante. Ahora, es su dignidad como cadáver lo que se antepone. Porque existen muchos argumentos válidos para no apoyar la donación obligatoria como, por poner un ejemplo, que no existe una frontera definida entre la vida y la muerte por lo que los órganos se toman cuando el cadáver, quizá, todavía no es tal. Pero en la argumentación que sustentan, lo que validaba la donación de órganos era que fuera el individuo quien decidiera que donaba su cadáver. Por ello, ahora que es obligatorio salvo que se nieguen, muchos intelectuales que defendían que se había que donar órganos han decidido adscribirse a los no-donantes. Y yo, estúpido de mí, que creía que la donación tenía como fin salvar vidas, ahora me doy cuenta de que no exactamente.

Al parecer, lo importante de la donación es ser el bueno, el quedar por encima de los demás, el poder mirar por encima del hombro a aquéllos que no hicieron el gesto y poder sentirse un escalón arriba. Se compraba superioridad moral a cambio de un precio muy bajo: que esquilmaran el cadáver de uno una vez muerto. Como digo, existen muchos argumentos para rebatir la ley del gobierno, una ley con la que yo no estaría de acuerdo en sus formas, pero muchos de esos argumentos pasarían por educar al pueblo durante muchos años en favor de la donación para conseguir, al cabo, un resultado equivalente. Porque el pueblo ineducado acatará la donación ahora y se educará en ello con el tiempo mientras que el pueblo culto donará en el momento en que la educación sobre el tema sea suficiente. Algunos ya estaban formados, sin embargo, educar a la generalidad del pueblo requiere trabajar, principalmente, en su infancia y que este aprendizaje permee a todas las edades puede tomar varias generaciones, lo que se traduciría en un mayor número de muertos a medio plazo. Así que, desde un punto de vista pragmático, la donación obligatoria es mejor en un tiempo menor y con menor inversión de recursos. Una lástima que muchos intelectuales acaben dolidos de su orgullo por ser igualados al pueblo llano.

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Hemiensayo sobre la tristeza

14 jueves Feb 2013

Posted by Khajine in Semi-ensayo (ensayos inconclusos)

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emoción, ensayo, filosofía, la mujer, sensibilidad, sentimiento, sublimación, tristeza


Como buen ensayo inconcluso, la hipótesis principal no se desarrolla, pero puede inferirse. Y debe inferirse/pensarse/discutirse para darle sentido al texto.

El cuerpo y sus necesidades, la hipótesis de los vasos comunicantes, la represión de la mujer en la sociedad y la sensibilidad

Cuatro apuntes básicos para un ensayo inconcluso:

La hipótesis de los vasos comunicantes, a grandes rasgos, es muy sencilla: un vaso lleno y un vaso vacío se compensan a través de un hilo conductor hasta llegar a estar los dos medio llenos. Esta hipótesis (teoría para física al hablar de literales vasos comunicados) puede aplicarse a numerosos campos de lo humano.

Por ejemplo, y entrando en un tono jocoso, en la elección de una pareja. En esta decisión vale lo mismo una pareja que nos satisfaga suficientemente en el plano físico y emocional que una que nos satisfaga mucho en uno de los dos aspectos aunque en el otro quede corto. Puede verse en las numerosas parejas que se mantienen sólo porque “me pone mucho aunque no me demuestra que me quiere” o “nos queremos, aunque no sé si sigo enamorada/o”.  Es necesario tomar esta “verdad” con pinzas, pues en muchos casos, la diferencia entre un vaso y otro, si es demasiado grande, puede dar lugar a un colapso del sistema (“es que es demasiado fea/o aunque sea muy maja/o”; “me maltrata”). Si el sistema colapsa, no hay comunicación. Fin del juego.

Pero si aceptamos que los vasos que siguen comunicados tienden a compensarse, podremos ver analogías en otras parcelas de lo humano. Como segundo ejemplo, y este es que nos atañe, la sensibilidad y el espíritu[1]. La sensibilidad son las condiciones físicas o biológicas que posee un cuerpo. El espíritu representa a todo aquello que no puede ser percibido a través de la razón sensible (los sentidos) que, no obstante, somos capaces de notar. Quiero marcar esta dualidad porque, aunque ambas se enmarcan en la materia, son cualitativamente diferentes (igual que lo son la vista y el oído).

El cuerpo tiene unas necesidades fisiológicas que debe satisfacer. Entre estas necesidades podemos incluir, de forma clásica, la alimentación (ojo, la nutrición no es una necesidad del cuerpo sino celular, no seamos más biólogos que Darwin[2]), la sexualidad[3], la ventilación pulmonar[4]… Y todas ellas, satisfechas, pueden dar lugar a un individuo, con simpleza, medianamente feliz (aún no hemos comenzado a llenar el vaso de lo espiritual y ya tenemos un individuo “simplemente” feliz… O feliz “de una manera simple”). No obstante, la razón humana, que nos diferencia en objetivos (que no en necesidades) de otros organismos, nos aporta, para nuestra frustración, un vaso nuevo comunicado con el primero. No es que este vaso no existiera previamente (cualquiera que tenga un animal viviendo en casa verá que ellos también tienen necesidades emocionales), pero en el caso de los  humanos, cobra una preponderancia tal que se vuelve imprescindible al aportar un nuevo vacío a cubrir.

A un animal irracional[5] le basta con sus necesidades fisiológicas y, sobre todo, y es en esto en lo que radica la diferencia de vasos, necesitan cubrir estas necesidades de forma completa sin posibilidad de comunicación entre ambos vasos. Necesita llegar al mínimo suficiente en este vaso (y quizá también en el otro) pero de forma independiente, sin posibilidad de compensar el uno con el otro y viceversa.

El hombre, sin embargo, inventa el ascetismo, inventa la abstinencia, inventa el ayuno… Todas ellas acciones que van “contra el vaso fisiológico”. ¿En qué medida estas acciones que van contra nuestra naturaleza impiden al hombre ser feliz? ¿Os imagináis un perro (gato, caballo…) feliz pasando hambre, con abstinencia…? El hombre posee el segundo vaso y está comunicado con el primero.

Para este segundo vaso (con dos brochazos rápidos me lo quito de encima[6]) el hombre debe aportar sus emociones. Una persona amada, respetada o, incluso, mística, puede darse por satisfecha en este campo. Se puede ver, a lo largo de la historia, que muchos filósofos consideraban la Amistad (filia-amor), la Justicia (el respeto) o la Inteligencia (la mística) eran razón suficiente para alcanzar la felicidad. Y, en el caso de la razón Mística, por ejemplo, en muchos casos, las pasiones (que identificaban con las necesidades fisiológicas de su cuerpo) se hallaban tan sometidas que el vaso de lo sensible (lo físico) no podía llenarse por sí mismo hasta términos aceptables, sino que debía llenarse desde el campo de lo sentimental (es decir, la parte no perceptible de nuestras sensaciones).

Y el cuerpo tiende a llenar estos vasos, siempre. Tirando de donde haga falta. Compensa la ausencia de sensibilidad con sentimentalidad y la ausencia de sentimentalidad con sensibilidad, con el fin de alcanzar la felicidad.

No obstante, cuando el cuerpo reclama lo sensible y no es satisfecho, cuando reclama lo sentimental y no es satisfecho, se sublima en forma de emoción[7].

Las emociones son sentimentalidades no racionales, no voluntarias. Por ejemplo: la tristeza, la ira… Esta tercera forma no funciona como un vas comunicante, pues podríamos considerarlo como insaciable e insatisfactorio. Nunca una persona va a sentirse suficientemente irascible o suficientemente triste como para ser feliz. Pero el cuerpo necesita sentir para sentirse vivo y, ante la ausencia de sensibilidades y sentimentalidades, reacciona llenando los vacíos de emociones.

Y con ello, llego al último punto, que sólo viene al caso como un relato paralelo, subjetivo y en el que no voy a extenderme, de por qué la mujer ha sido siempre considerada emocional (irracional) y no intelectual, y la razón de ello. Y esta es muy simple: la represión a que ha sido sometida (de forma externa) le ha llevado a un punto en el que no podía satisfacerse fisiológicamente (el ascetismo cristiano magnificado en el caso de la mujer) ni intelectualmente (herederos del aristotelismo que consideraba a un ser carente de alma racional). Por ello, su cuerpo se sublimaba emocionalmente, incapaz de encontrar su sitio y la felicidad.


[1] El uso de la palabra espíritu es para continuar con el uso occidental de la palabra, no por un dualismo alma-cuerpo. Con espíritu ataño a todo lo sentimental y no a lo sensible.

[2] O “más papistas que el Papa” (en momentos de crisis católica).

[3] De la misma forma que lo anterior: el sexo. El sexo, a mi parecer definidor de especie, no es una necesidad del cuerpo, sino de la Biología. Sin profundidad, el concepto sexo no daría cuenta del acto sexual (eso entraría en el ámbito de la sexualidad) sino del intercambio genético entre dos organismos compatibles.

[4] Igual para la respiración.

[5] Terminología clásica, de nuevo para facilitar la lectura. Los animales poseen una razón cuantitativamente inferior a la humana pero no cualitativamente diferente. Otra vez remito al conocimiento de los animales domésticos y a la observación de su inteligencia.

[6] No es que se pueda quitar rápidamente de en medio, sino que esta concepción la veo más intuitiva que razonable (o, siendo razonable, no hay un razonamiento corto).

[7] Desconozco el uso tradicional de emoción, por ello, en el párrafo subsiguiente hago una definición para su lectura correcta. La sublimación del cuerpo puede asumirse análogamente a la sublimación del alma kantiana para enfrentarse a aquello que sobrepasa su razón.

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Ciencia y perspectiva

13 martes Dic 2011

Posted by Khajine in Hernando Cosí Y Edgardo Rojas

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Etiquetas

ética, Ciencia, ensayo, Hernando Cosí, justicia, Místicos, Perspectiva, Verdad


Y que conste que lo ha escrito Hernando:

Ciencia y Perspectiva                                    Madrid, domingo 11 de Diciembre de 2011

Hernando Cosí

En el siglo XII, los místicos poseían la verdad irrebatible. De cualquier discusión, por poderosos que fueran tus argumentos, podías salir escaldado si no atendías a sus razones. De hecho, tal era su fuerza que, en sus últimos coleteos, crearon tribunales que juzgaban a aquellos que no se atenían a su forma de pensar. El peso de estos juicios perduró, incluso, más allá de la influencia del propio misticismo, en forma de Inquisición y, aún, hasta nuestros días, como demuestra el papado. Pero ésta no es la cuestión. Al realizar esta introducción pretendía mostrar lo importante que es comprender que, en otras épocas, el pensamiento más válido no era el objetivo, el científico, sino que podían coexistir los pensamientos más empíricos con otros más racionalistas y, aún así, preponderar aquellos que no se basaban en los sentidos.

Sin embargo, la perspectiva de que el conocimiento no se reduce tan solo a lo que es comprobable y falseable, sino que abarca un campo mucho mayor que va desde lo que sentimos a lo que creemos, de nuestra cabeza a nuestro corazón pasando por nuestro estómago, parece haberse perdido. Valoramos sólo lo palpable, lo tangible, y eso ha hecho que los valores humanitarios hayan ido perdiendo peso.

Tan sólo hay que pregunta a los padres sobre los estudios que desearían que cursasen sus hijos. Unos, desde una perspectiva pragmática, y otros desde la más absoluta convicción de superioridad, elegirán mayoritariamente una carrera de índole científica, técnica o una mezcla de ambas; otro amplio margen optará por una relacionada con el ámbito económico que, aunque no atañe directamente a lo que se está exponiendo sí da una idea de lo esperable. Los menos (si es que los hay) se decidirían por una carrera de humanidades, y, generalmente, más por razones de herencia intelectual que por convicción.

Indicativo es, por lo tanto, de una forma de ver la vida en la que lo importante son los hechos en sí y no el individuo que los percibe, comprende, asimila y vive. Lo triste de esto, además de la deshumanización de las personas, es que aunque en sí no es negativo, se ha perdido la consciencia sobre que los hechos siquiera son ajenos al intérprete y, por lo tanto, se está aspirando radicalmente a una utopía.

Mientras nos vamos extremando en esta posición, se pierden valores fundamentales y no somos conscientes de que la inercia normal nos indica que habrá, tan pronto como toquemos techo, una regresión a un humanismo exacerbado que de el contrapunto al cientifismo fanático.

Como amante de la objetividad moderada (era en origen un científico más), temo este momento; no por la recuperación de la persona como ente, si no por la pérdida de algunas calidades que sólo pueden percibirse desde este campo.

Así que propongo ¿qué tal si damos un paso hacia atrás y recuperamos la consideración y el respeto hacia nuestros hermanos, y no rivales, de conocimiento?

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