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apariencia, ateísmo, ateo, cielo, Dios, esencia, infierno, ironía, paraíso, religión, sarcasmo, vicio, virtud
Tuve suerte al ser nombrado
Tu apóstol en este mundo de apariencia;
acerté con Buen Patrón de carambola
y, ahora que muero y me encuentro en Tu Presencia,
me siento, en este Cielo, anonadado.
Viví todo lo que consideré bueno
con objeto de alcanzar el Paraíso;
salvaguardé simultáneo lo sano como lo puro:
no bebí y no fumé, ¡dije no al fornicio!,
a fin de quedar de Tu Gracia lleno.
Sabes que viví ajeno a todo lujo,
la mesura fue medida de mi vida,
y, si alguna vez paseé mi pie por la cuchilla
de la navaja de una vida libertina,
amputé hacia las tentaciones cualquier flujo:
a base de pan ácimo llené mis días
y de vino (sólo el de la eucaristía);
Si dudé no fue de Ti, fue por hastío,
pues tuve tiempo libre en demasía
por no pasearme cada Fiesta de misa en misa.
Y heme aquí, no quiero decir decepcionado,
pero, si me permite, ¿puedo decir insatisfecho?
He buscado entretenciones, ni una sola:
no hay quien complazca las ausencias de mi lecho,
ni quien preste una copa de icor sagrado.
Todo coros celestiales; ni una rola
que despierte mi instinto más intestino.
En los platos no hay ni sal, sólo ambrosía;
el Eterno es para “elite” de gustos finos.
Tan espesa tu Virtud se me hace bola