• ¿Quién soy? Quien soy
  • Contexto Político; bombardeo de datos
  • Porque hay silencios como textos…

Aquí somos

~ Algunas palabras son sólo silencios como textos

Aquí somos

Archivos de etiqueta: procesador

Misión arqueológica (Parte VII)

15 martes Ago 2017

Posted by Khajine in Cuentos por capítulos

≈ Deja un comentario

Etiquetas

alunizaje, arqueología, atmósfera, ciencia ficción, García, ionosfera, la esfera, naves espaciales, planeta, procesador


RESUMEN

García es una arqueóloga espacial que ha encontrado, en un pecio abandonado,una esfera que atrae hacia sí la materia más ligera. Debido a que sus compañeros han tenido que abandonarla y su reserva de oxígeno se está agotando, realiza un alunizaje de emergencia. Durante el descenso, se da cuenta de que las propiedades de la esfera deben ser contenidas en el campo de energía y de que la masa acumulada va a complicar la resolución de ese problema.

Misión arqueológica (Parte I)

Misión arqueológica (Parte II)

Misión arqueológica (Parte III)

Misión arqueológica (Parte IV)

Misión arqueológica (Parte V)

Misión arqueológica (Parte VI)

 

Misión arqueológica (Parte VII)

La luz de la nave se apagó y García cerró los ojos y resopló. Pero la luz volvió enseguida y todos los monitores se encendieron con ella. Todos. De repente, volvían a aparecer imágenes del frente de la nave en una de las consolas. La arqueóloga soltó un grito de sorpresa. Lo que había enfrente era un campo completo de nubes blancas, de agua condensada, pero, aunque eso era una magnífica noticia, lo que le sorprendió fue que el casco de la nave lucía completamente diferente. Todo el metal arcaico había sido sustituido por líneas modernas. Donde había visto una superficie gris plomizo ahora veía un morro blanco plateado. Entonces, sí, se fijó en las nubes. Y en lo que eso suponía. Por una parte, que la atmósfera podía ser muy similar a la de la Tierra. Por otra parte, que estaba a punto de cambiar bruscamente la velocidad de la nave. Corrió hacia la esfera y alcanzó a atraparla justo antes de alcanzar la gravedad cero. Durante diez segundos, iba a disponer de la compensación de la nave para desplazar la esfera. Después de eso, el material acumulado en aquel artefacto haría imposible que lo moviera.

Dos arpones lanzados en direcciones precisas, unidos al propulsor de su traje, le permitieron dirigir la esfera a su soporte de contención sin dificultad, pero, cuando intentó dejarla allí, la esfera quedó pegada a su traje. García se revolvió y comenzó a tratar de alejarla de sí. Con una patada, la empujó un par de metros a través del soporte, pero en seguida atrajo de nuevo a la arqueóloga para sí. La esfera se desplazó hacia el interior del soporte de contención y García se aferró a uno de sus cables para no dirigirse hacia ella. Avanzó penosamente hasta la consola que activaba el campo de energía y logró apretar los botones clave justo cuando la gravedad volvió. La esfera, que medía la mitad de la altura de García, estaba atrapada. La luz de la nave se esfumó y ésta comenzó a caer sin control. García perdió el sentido ante la aceleración gravitatoria.

Se despertó cuando un pequeño organismo le mordió la nariz. Tenía el tamaño de una pequeña araña, pero su mordisco le hizo gritar del dolor. Lo alejó de un golpe y lo remató de una palmada. Un líquido untuoso y cobrizo quedó esparcido por el suelo. Se llevó la mano a la herida de su nariz y vio su propia sangre. Se dio cuenta de que el visor de su casco se había roto con el impacto y de que, por lo tanto, ya no estaba respirando el oxígeno de su tanque. De hecho, según indicaba el medidor, su gas se había acabado unas tres o cuatro horas antes. Había estado inconsciente todo ese tiempo y había descubierto, por las malas, que la atmósfera sí era respirable. Después, su atención se concentró en la esfera, que seguía atrapada por el campo de contención. No sabía de cuánta energía disponía la nave para mantenerlo, pero lo más probable es que contara con paneles solares que se recargarían continuamente mientras llegara algo de luz. Confiaba en ello.

 

Fin del Libro 1. (continuará).

¡Compártelo!

  • Imprimir
  • Facebook
  • Correo electrónico
  • Twitter
  • Reddit

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...

Misión arqueológica (Parte VI)

31 lunes Jul 2017

Posted by Khajine in Cuentos por capítulos

≈ 1 comentario

Etiquetas

alunizaje, arqueología, atmósfera, ciencia ficción, García, ionosfera, la esfera, naves espaciales, planeta, procesador


Misión arqueológica (Parte I)

Misión arqueológica (Parte II)

Misión arqueológica (Parte III)

Misión arqueológica (Parte IV)

Misión arqueológica (Parte V)

 

RESUMEN

García es una arqueóloga espacial que ha encontrado, en un pecio abandonado,una esfera que atrae hacia sí la materia más ligera. Debido a que sus compañeros han tenido que abandonarla y su reserva de oxígeno se está agotando, debe realizar un alunizaje de emergencia en un satélite cercano con la vieja nave. Mientras desciende, la esfera ocasiona problemas atrayendo hacia sí los gases de la ionosfera y complica aún más el descenso.

 

Misión arqueológica (Parte VI)

García se percató de que la posición de la nave no la protegería si la esfera seguía atrayendo todo lo que se encontraba a su alrededor. El calor iba a seguir entrando. Respiró antes de ordenar a la nave que se colocara en una posición más adecuada. El giro, a alta velocidad y con la atmósfera poniendo al rojo blanco la cubierta, podía resultar excesivo para la estructura, pero permanecer de forma lateral no conferiría ninguna ventaja. El casco entero se contrajo en el giro y los oídos comenzaron a pitarle por el cambio de presión. Notó un hilillo de sangre descendiendo desde su nariz a los labios, pero el casco impidió que se lo limpiara con un movimiento intuitivo de su mano. La cabeza le latió fuerte y sintió como los ojos trataban de estallarle. Apretó fuertemente los párpados de forma automática. Un tremendo golpe le sacó del trance. Algo había chocado contra el frontal de la nave. Otro golpe igual de fuerte le siguió y, después, otro más. La respiración de García se aceleró y notó como se le enrojecía el cuello. Luego, realizó un control de daños. El reporte le hizo pensar que los controles se habían estropeado completamente. No había ningún daño salvo el de la puerta, insalvable, y el de la cámara externa, y el informe de la nave decía que esta última ya estaba reparada al ochenta por ciento.

La temperatura viró de pronto. Los gases ardientes desaparecieron. Incluso, una marca de vapor apareció en la visera de García, aunque automáticamente fue compensada por los mecanismos del traje. Había abandonado la zona caliente y entraba en una atmósfera más amable. A partir de ese momento, podía confiar en que la nave no se despedazara. Miró en la consola que tenía enfrente y confirmó su sospecha. Había alcanzado la clina que esperaba; había entrado en la estratosfera.

El frío, helador, no suponía un problema real. La nave estaba tan caliente por el rozamiento que tamponaba el cambio de temperatura. Además, el traje de García, adaptado al vacío espacial, podía enfrentar una eventualidad de ese tipo durante un prolongado periodo de tiempo. El suficiente para alcanzar la troposfera y alunizar. Respiró. Le quedaba poco más de media hora de autonomía de Oxígeno.

Se tomó unos instantes para recuperar la compostura antes de comenzar a realizar los cálculos del descenso. No tenía demasiado tiempo para realizarlo con precisión y no sabía hasta qué punto podía fiarse de los datos que le aportaba la computadora del pecio, pero no tenía otra opción ya que no tenía forma de ver hacia dónde se dirigía. Tendría que reducir mucho la velocidad para que el golpe no fuera catastrófico, pero no podía darse el lujo de perder demasiado tiempo pues necesitaba recargar con urgencia el tanque de oxígeno. Indicó a la nave que hiciera una aproximación a alta velocidad y que, posteriormente, la redujera bruscamente, dentro de lo que su propio cuerpo podía aguantar sin sufrir daños. Si la estructura se mantenía indemne, llegaría sin problemas al suelo y le quedaría oxígeno para quince minutos de actividad en superficie. Tenía, además, que solventar el problema de la esfera. Había comenzado a crecer de forma acelerada desde que cruzara la capa externa del planeta. Le resultó obvio que, si tocaba la superficie terrestre, comenzaría a acumular rápidamente materiales exponencialmente más pesados. Resolvió que, antes de que el aterrizaje estuviera completo, volvería a colocarla en su contención. Debía aprovechar el momento de gravedad cero que se generaría al compensar la atracción del satélite.

 

(continuará)

¡Compártelo!

  • Imprimir
  • Facebook
  • Correo electrónico
  • Twitter
  • Reddit

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...

Misión arqueológica (Parte V)

20 jueves Jul 2017

Posted by Khajine in Cuentos por capítulos

≈ 2 comentarios

Etiquetas

alunizaje, arqueología, atmósfera, ciencia ficción, García, ionosfera, la esfera, naves espaciales, planeta, procesador


Misión arqueológica (Parte I)

Misión arqueológica (Parte II)

Misión arqueológica (Parte III)

Misión arqueológica (Parte IV)

 

RESUMEN

García es una arqueóloga espacial que ha encontrado, en un pecio abandonado,una esfera que atrae hacia sí la materia más ligera. Además, ha descubierto la bitácora del comandante de la nave, que podría ser una fuente valiosa de información, aunque todavía no la ha podido descifrar. Mientras García investiga el origen de la esfera y la bitácora del almirante, la reserva de su tanque de Oxígeno comienza a agotarse. Intuitivamente, García sospecha de la influencia de la esfera.

 

Misión arqueológica (Parte V)

Dos horas era muy poco tiempo para esperar. Si se quedaba allí, sus posibilidades de sobrevivir eran mínimas. Sin embargo, su traje no tenía autonomía para desplazarse hasta el planeta más cercano. Dependía de lo que aquel pecio espacial pudiera moverse y de si aún disponía de energía.

Recordó el campo de fuerza que rodeaba a la esfera cuando entró en la nave. De alguna forma, los generadores debían seguir funcionando. Sólo esperaba que el circuito no fuera independiente y que le permitiera redirigir la potencia hacia los motores. Quiso suponer que sí, ya que era la única opción que consideraba. El desplazamiento, aun así, debía ser tradicional. Con la compuerta exterior rota, no podría dar un salto aunque la nave hubiera dispuesto de ese potencial. No obstante, los motores debían ser suficiente para alcanzar aquel lejano punto que creyó que podía ser un planeta. Con suerte, éste o un satélite podrían ser parcialmente habitables. La mayoría de planetas que conocía ofrecía una de las dos opciones. Sólo necesitaba un terreno sólido y algo de agua para instalar el hidrolizador y producir nuevo Oxígeno.

Volvió a quedarle patente que el aspecto arcaico de la nave no era más una máscara. La presencia de un Gran Almirante a bordo, aquella esfera metálica y, ahora, unos potentes motores le confirmaron que el pecio no era una ruina habitual. En pocos minutos, la nave parecía querer avanzar, pero la arqueóloga recordó qué hacía allí. Antes de adquirir velocidad, García soltó una baliza indicando su rumbo, por si volvían en su rescate. Le colocó la clave mínima, para que fuera rápidamente descifrada y, no obstante, fuera reconocida como propia de un oficial. La vio parpadear en la distancia conforme se alejaba de ella. García se quedó mirando hacia el vacío tras ella, con la esperanza de que apareciera repentinamente su nave nodriza. Dentro del pecio, la esfera parecía observarla mientras rodaba por la sala en sentido contrario al avance. Tenía el tamaño de un balón de fútbol.

A medida que se iba acercando, García asumió que las cosas no iban a mejorar fácilmente. Confirmó que sí era un planeta aquello que intuía en la distancia, pero su color violáceo suponía una mala señal. No conocía ningún suelo de mundo, ni ninguna atmósfera sana, que fuera violeta. Probablemente, fuera un gigante gaseoso. Eso no significaba que estuviera todo perdido, sin embargo. Por su experiencia, estos planetas solían contar con varios satélites y alguno de ellos podía resultar un buen lugar de alunizaje. Pero la inquietud amenazaba con convertirse en desesperación.

La liebre saltó en la computadora del Gran Almirante mientras se acercaba al planeta. La clave había sido descifrada en un tiempo récord. Como su intuición le había sugerido, la contraseña del alto oficial era una frase con significado y su decodificador había tardado apenas dos horas en hallar la clave para su comprensión. El diario completo del Gran Almirante comenzó a descargarse al lector de memorias de García. Había sido un momento afortunado, aunque apoyado en su pericia, pues pensaba que no podría descargar la información ni en el tiempo del que suponía que disponía inicialmente. Un segundo golpe de suerte le llegó cuando el lector de la nave detectó una atmósfera parcialmente oxigenada en uno de los siete satélites en torno al gigante gaseoso. Un dieciséis por ciento significaba que, en ausencia de toxinas, podría llegar a respirar sin equipo.

García pegó un salto para cambiar de consola. Tenía que realizar una aproximación cuidadosa. Carecía de cualquier tipo de protección frente a una atmósfera densa, pero el alunizaje era una prioridad.

Aún le quedaba una hora y media de Oxígeno en su tanque cuando un indicador alertó de la temperatura creciente en el casco externo. La atmósfera ardiente penetraría en el compartimento de un momento a otro. La arqueóloga decidió olvidarse de la aerodinámica de la nave y entro en la atmósfera lateralmente. El vacío que se creaba detrás de la nave le concedió cierta protección, pero aquella posición generaba demasiada resistencia al aire. La fricción se notaba en la vibración de la consola de mando. Fragmentos de metal se fueron desprendiendo del casco exterior mientras la nave crujía por la presión. Algunos entraban por la puerta abierta dirigiéndose hacia la esfera. Un enorme pedazo chocó contra una de las cámaras exteriores, con un estruendo que fue capaz de oír incluso dentro de su traje, y deshabilitó completamente la pantalla de imágenes frontal. García volvió a cambiar de consola y esperó a que una clina en las condiciones exteriores le indicara que había cruzado la ionosfera. De pronto se percató de que sus movimientos se hacían más pesados y que un calor creciente comenzaba a sofocarla. La esfera seguía creciendo de una forma paulatina, la metralla de las paredes se había empezado a fusionar con su núcleo y ahora parecía contener una cánula gaseosa en torno a ella. Estaba atrayendo los gases del exterior.

 

(continuará)

¡Compártelo!

  • Imprimir
  • Facebook
  • Correo electrónico
  • Twitter
  • Reddit

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...

Misión arqueológica (Parte IV)

14 miércoles Jun 2017

Posted by Khajine in Cuentos por capítulos

≈ 3 comentarios

Etiquetas

arqueología, ciencia ficción, García, la esfera, naves espaciales, procesador


Misión arqueológica (Parte I)

Misión arqueológica (Parte II)

Misión arqueológica (Parte III)

 

RESUMEN

García es una arqueóloga espacial que investiga un pecio abandonado en busca del origen de unas interferencias. El origen de las señales es una esfera que atrae hacia sí la materia más ligera cuando no está contenida por un campo de energía. Mientras se encuentra en su misión, su nave nodriza ha de escapar de una nave hostil y la dejan a la espera de que regresen por ella. Mientras García está en el pecio, mata el tiempo investigando la propia nave. En sus pesquisas, descubre que el comandante de la misma tenía el rango de Gran Almirante. La bitácora se convierte, por lo tanto, en un hallazgo al nivel de la esfera, no obstante, no puede ser leída en su totalidad sin descifrar una contraseña.

 

 

Misión arqueológica (Parte IV)

Se introdujo en el código del sistema, que sólo le sirvió para obtener el número de caracteres que tenía el código. Setenta y siete. Si hubiera habido gravedad en la sala, habría caído de espaldas. Un tablero normal tenía noventa teclas con sentido propio y dieciocho modificadores básicos. El número de posibilidades era, en la práctica, infinito. Conectó un generador de cifras aleatorio y fue acotando las posibilidades de acuerdo con su experiencia. El Gran Almirante era una persona mayor y probablemente cargado de responsabilidades. Su atención, probablemente, no podía estar fijada en recordar claves aleatorias. Los setenta y siete caracteres tendrían algún significado. Familia o trabajo.

García sopesó su objeto de estudio. Tenía las ojeras marcadas bajo sus ojos, y el bigote estaba desalineado. Nada concluyente, pensó, pero podía ser indicativo de estar afectado por la lejanía de su hogar. Los almirantes, generalmente, vivían con sus familias en los cuarteles, pero no solían llevarlas consigo en las misiones peligrosas. Miro la imagen con más detenimiento. Llevaba un pendiente rojo en la oreja derecha, lo que indicaba que, efectivamente, estaba casado. Una hija o un hijo, el nombre de su mujer, una fecha de nacimiento, podían ser la piedra Rossetta que descifrara el código. Si hubiera tenido más tiempo, habría comenzado por una búsqueda mucho más amplia, como detectar espacios, preposiciones y similares, pero su decodificador no procesaría la información con suficiente velocidad como para obtener resultados concluyentes en, en el mejor de los casos, una decena de horas. Había que jugársela a un volado.

Mientras el procesador de datos funcionaba autónomamente, García se quedó mirando la esfera. Había perdido su brillo metálico recubriéndose de un montón de porquería. Cuando trató de limpiarla, se percató de que la costra ya había adquirido una consistencia bastante sólida. Las virutas metálicas y el polvo se habían aglomerado y, prácticamente, se estaban fusionando con la esfera. Al tratar de arrancar la costra rascándola con su guante, éste se había roto y se había producido un corte en su dedo. Gotitas de sangre flotaron en el vacío mientras buscaba en su kit de reparaciones. La sangre se dirigió inmediatamente a la esfera y se fusionó con ésta, dándole una tonalidad rojiza. García se dio cuenta de que la bola ahora parecía ser más grande que cuando la sacó de su contenedor. La acercó a unos cables y estos se movieron inmediatamente, dirigiendo sus extremos libres hacia ella. Las partículas pequeñas se veían atraídas y se agolpaban, pegándose a la matriz metálica. Todo en la sala reaccionaba frente a la pequeña esfera, pero la mayoría de objetos eran demasiado grandes, estaban fijos o se encontraban demasiado lejos para verse atraídos por ella. Se quedó ensimismada mirando la esfera, preguntándose de qué estaría hecha.

Una alarma la sacó de su ensimismamiento. Le quedaban, tan solo, dos horas y media de autonomía de oxígeno. Su corazón se aceleró, pero recobró la calma. Tiene que ser un error del sistema, se trató de convencer, apenas ha pasado como una hora desde que programé el descodificador. Desacopló la bombona de oxígeno de su traje para una inspección manual. La alarma fue confirmada por el indicador analógico de su respirador. Hizo una revisión de su traje para buscar fugas. El mecanismo electrónico aún funcionaba y sólo detectaba una grieta, reparada, en el guante de la mano derecha. Un terror helado le sobrevino. Saltó hacia atrás, alejándose de la esfera. Ésta hizo un pequeño ademán de seguirla, pero el desplazamiento fue corto. La bola metálica quedó en mitad de la sala y ella en el extremo opuesto. Comenzó a hiperventilar.

 

 

(continuará)

¡Compártelo!

  • Imprimir
  • Facebook
  • Correo electrónico
  • Twitter
  • Reddit

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...

Procesador de tercer nivel (y de cuarto)

15 viernes Jun 2012

Posted by Khajine in Hernando Cosí Y Edgardo Rojas

≈ Deja un comentario

Etiquetas

elaborador, Hernando Cosí, hombre, procesador, promoción, publicidad, utilidad


Procesador de tercer nivel (y de cuarto), Hernando Cosí

Las muñecas finas, incapaces de levantar un gran peso. Da igual, tampoco podría sujetarlo sin partirse las uñas, quebradizas y delicadas. Tan preocupada por su estética que no se percata de que esos tacones ponen en grave peligro la integridad de los ligamentos de sus delgados tobillos. ¡Serían peligrosos, incluso, para unas piernas macizas!

Suéltala al campo, ¡suéltala!, y no durará un instante antes de que la devoren las ratas, no hará falta ni la presencia del lobo ni la llegada del invierno.

Pero detente, espera un instante… ¿Qué es esto? A su alrededor todo es homogéneo: pulseras titilantes en brazos como palos, sin más músculo que el generado por los dejes de la mano… Todas tan perfectamente adaptadas que aterra.

Adaptadas, sí, ¿pero a qué? Son procesadores de tercer nivel.

Considerando las necesidades de la alimentación, el vestido, el calzado, como primordiales para la supervivencia del hombre, podemos considerar que los cazadores, ganaderos, agricultores o los matarifes…serían los primeros procesadores de los producos. Hace mil generaciones, éstos eran quienes se encrgaban de conseguirnos las materias primas que intercambiaban por otras y, de esta manera, conseguían cubrir sus necesidades y las de los demás.

Pero las eras cambiaron, y el tiempo que perdían en el intercambio de productos lo comenzaron a utilizar en aumentar su productividad cuando aparecieron los segundos elaboradores. Estos se encargaban de comprar el producto a los primeros procesadores y transportarlo y venderlo a los demás.

Esto debió comenzar con la aparición del dinero, cuando salía rentable cargar con cien monedas en lugar de llevar un centenar de conejos. En esta categoría entrarían curtidores, carniceros, tenderos en general,… Todos aquellos que trabajan directamente con la materia de nuestras necesidades, pero que no se encargan de conseduirla. Los procesadores de segundo nivel ya aparecen debilitados frente a sus contrapartes de primer nivel, aunque aún deben ser capaces de movilizar productos y materias. También debían ser capaces de reconocer la calidad, pues su medio de vida dependía de la cantidad de materia que fueran capaces de vender.

La necesidad del reconocimiento de la calidad deja de tener sentido con la aparición del tercer nivel de procesamiento: los promotores y los publicistas.

El trabajo de este tipo de procesaores consiste en conseguir inducir la compra de un producto sin que exista una interacción con éste. Su misión: tratar de vender una imagen, que puede ser real o no, de la materia en cuestión a través de una proyección de su propia imagen de promotor. La calidad del producto, por lo tanto, deja de terner importancia, pues ésta es una imagen creada por el procesador. El promotor carece de habilidad y de fuerza para trabajar con la materia, pero resulta poco agresivo para el consumidor e, incluso, agradable desde la perspectiva del pedomorfismo, ojos proporcionalmente grandes y físicamente débiles.

Estos seres que solicitan protección, encandilan y encasquetan materias que, quizá no sean de calidad suficiente, porque el producto o elaorador primario no se preocupa de la calidad una vez obtenido el producto, el elaborador de segundo nivel ya no tienen necesidad de  preocuparse por ella porque tiene a los procesadores de tercer nivel cuya misión es vender el producto, importando poco la calidad.

Todavía existe una posible evolución (o, quizá, ya los haya) hacia un procesador de cuarto nivel, que no necesita vender ningún producto para obtener beneficios. Quizá, en lugar de tratar de engañarte con las propiedades de la materia ofrece inmaterialidades. No tendrá que preocuparse siquiera por proyectar una imagen adecuada, porque sus productos no podrán ser identificados ni figurados y, quizá, pueda incluso permitirse amenazar y presentar una figura agresiva y peligrosa, sin otro poder real que el de ladrar más o menos fuerte y el de achuchar al rebaño. Sin otro poder real que el que le quiera conferir el comprador.

Conforme aumentamos en la escala de procesadores, nos vamos alejando de la idea original del hombre y nos vamos dirigiendo hacia un ser irreal, irresponsable y, oficialmente, inútil en la interacción con los elementos. Y, por desgracia, hacia un ser más valorado por la sociedad.

¡Compártelo!

  • Imprimir
  • Facebook
  • Correo electrónico
  • Twitter
  • Reddit

Me gusta esto:

Me gusta Cargando...

Comenta y comparte

Si te gusta el contenido... Comparte el blog o sus entradas , comenta, interactúa, deja el enlace a tu página. Si también tienes un blog, sabes lo importante que es esto. ¡Muchas gracias!

¿Algún tema en particular?

Poesías y cuentos… ¿Qué más?

  • ¿Quién soy? Quien soy
  • Contexto Político; bombardeo de datos
  • Porque hay silencios como textos…

Explorador del blog

  • Cuentos cortos, narrativa, poesía… (340)
    • Cómic Gran ciudad (12)
    • Cuentos cortos (50)
    • Cuentos por capítulos (9)
    • Microrrelatos (42)
    • Poesía (129)
    • Teatro (2)
    • Viñetas (102)
  • documentos serios (3)
  • etimología (1)
  • Héroes (2)
  • Hernando Cosí Y Edgardo Rojas (18)
  • Juegos (3)
  • narrativa (1)
  • OBRAS MAESTRAS (2)
  • Salud y bienestar (10)
  • Semi-ensayo (ensayos inconclusos) (15)
  • Sin categoría (13)
  • Tito (2)

¡Introduce tu dirección de correo electrónico y recibirás la notificación de cada nueva entrada!

Únete a otros 296 suscriptores

Palabras clave

absurdo adiós amar amistad amor arqueología besar Biología café canción chicos cosmo Ciencia ciencia ficción científico cobardía cutreñeta Cómic. decisión dejar desamor deseo despedida Dios distancia Dolor engaño ensayo España Estrella veloz Felicidad Feminismo filosofía futuro García gramática Gran ciudad Hernando Cosí hijo historia falsa hombre humor humor absurdo humor negro Indestructible ira ironía juego justicia la esfera lógica madurez miedo muerte mujer México naves espaciales odio olvido pasado Perspectiva Poder poesía poeta política procesador pueblo realidad religión respuesta sexo silencio soneto sueño sueños tiempo tristeza valentía vida viñeta ética

¡Entradas de moda! (no se dejen arrastrar)

  • Ninguno

Enlaces

  • Pensamientos incómodos De todo un poco, pero sobre todo Arte y Conciencia. Página “marvellous marvellous”…y de un coleguita. 0
  • Te sacará una sonrisa Nada más y nada menos,. 0
  • Dibujos, poesía, relatos… Arte. Aquí encontraréis a un pensador y artista mexicano. 0
  • Página de Letras Dedicado a cuentos, relatos, poesías… de autores noveles y no tanto. 0
  • Página de maquillajes y moda Página de una amiga en la que veréis gangas y recomendaciones para la belleza 0

Administración…ya sabéis

  • Registro
  • Acceder
  • Feed de entradas
  • Feed de comentarios
  • WordPress.com

Visitas acumuladas

  • 19.276 (ése eres tú, ni más ni menos)

Entradas más populares (no se dejen arrastrar)

  • Lo peor de la poesía
  • Almas gemelas
  • ¿Cuál sería el título?
  • Tren de pensamiento
  • Vikingos AM (antes de la minifalda)
  • En veredas sin rumbo
  • De hitos
  • Facciones del infierno (súcubo)
  • Una moral ardiente
  • Soldados en blanco y verde

Crea un blog o un sitio web gratuitos con WordPress.com.

Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí: Política de cookies
  • Seguir Siguiendo
    • Aquí somos
    • Únete a 126 seguidores más
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Accede ahora.
    • Aquí somos
    • Personalizar
    • Seguir Siguiendo
    • Regístrate
    • Acceder
    • Denunciar este contenido
    • Ver sitio web en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra
A %d blogueros les gusta esto: