Basado en hechos reales
La duda (RAE Vs contexto)
12 jueves Dic 2019
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13 martes Ago 2019
27 jueves Feb 2014
Posted Poesía, Salud y bienestar
inEtiquetas
culpable, desafío, diversión, humor, idiota, imbécil, inocente, justicia, maldad, metasoneto, no es soneto, poesía, realidad, respuesta, soneto
Inspirado, cómo no, en determinados comentarios realizados en la Web de sopaderelatos.
Pensé empezar una respuesta como la siguiente:
El caso me parece divertido
aunque no falta quien falte crispante,
nombrando nueve infiernos, como en Dante,
al creador de este URL tan concurrido.
Como el uso de ciertas palabras (que ni siquiera lo son, como URL) no está recogido en la RAE, y para no faltar al soneto clásico, decidí darle otro comienzo:
La discusión de este asno me ha aburrido,
al faltón lo considero sobrante,
y ya dejó su opinión, no obstante,
entre grandes rebuznos y alaridos.
En este inicio, me pareció que estaba siendo demasiado soez, lo que podría devenir en una respuesta agresiva, por lo que me retracté y volví al comienzo
¿De dónde viene este sutil sonido?
Quizá el titilar de una estrella errante;
por el tono engreído y altisonante
yo lo creo ciervo en celo y su bramido.
Otra vez, volví a perder el Norte y mi imaginación se había colapsado. ¿Sabes qué? Decidí que mejor eligiera los dos cuartetos que más le gustaran y que yo me ponía a componer tercetos.
Va el primer terceto, por delante,
sin otro afán que terminar el reto
tratando de ser poco insultante.
Tú que, por tu mente, eres escueto,
y por tu actividad un comediante,
ya me dirás si cumple y es soneto.
Finalmente, por respeto, sobre todo a aquellos de sopa de relatos que pudieran verse inmiscuidos en violenta querella por culpa de una respuesta realizada en virtud de mi libre albedrío, lo pongo libre de asociación. Y sólo digo, como Quevedo, “a quien se pica que lo hagan hamburguesa, como en el Mc Donalds“*
*Quevedo es un amigo mío, no el autor del siglo de Oro**
** Mi amigo Quevedo es imaginario.
09 viernes Dic 2011
Posted Microrrelatos
inPreguntó, dejándose la voz en el grito, por su interlocutor. “Busca tu respuesta donde nada ni nadie impidan tu escucha”. Y allí estaba. En el lugar sin suelo, en el cielo sin nubes ni Sol ni estrellas, allí estaba. Pero, aunque el tiempo tampoco transcurría, fue consciente de que pasaban las horas y la respuesta no llegaba.
Decidió dar un paso y, al momento, abandonó aquel lugar. La resonancia, un eco lejano, quizá su imaginación tan solo: la respuesta a su pregunta.
– La ausencia de esencia
es la esencia de la ausencia.
Por eso sólo soy cuando no estás,
por eso sólo soy sin tu presencia.
Y, aunque lo intentó, jamás pudo regresar