Su cuerpo se abría par en par en una herida.
Pero esa herida no era sólo sangre,
también significaba gozo,
también significaba vida.
03 lunes Jun 2019
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in26 jueves Ene 2017
08 viernes Abr 2016
Posted Poesía
inVengo de un hombre joven pero inmóvil, enfermo de pereza; vago, apoltronado.
Un hombre lleno de posibilidades pero también de energía inerte y estéril.
No me he dado cuenta hasta que he regresado con un hombre viejo y cansado.
Un hombre que fuma de puro nerviosismo y costumbre, con un cigarro perenne entre sus dedos huesudos.
Un hombre que bebe a diario pero no lo reconoce, o no le da importancia.
Un hombre que desde a la mañana a la noche tose, arrancándose todo, pero tapándose la boca con un pañuelo,
ese mismo hombre que después carraspeará con fuerza y escupirá al suelo sin ningún pudor.
Éste era el hombre viejo y no te das cuenta hasta que lo ves con tus propios ojos.
Ves su casa, cuidada y limpia, llena de hermosos trastos inútiles, de batallitas, de colecciones, cubierta por una pátina de polvo que le da y no le quita.
Cuando me vaya, y sepa que ya no le veo, este hombre viejo llorará porque su corazón ya no está para echar de menos, sino para vivir tranquilo.
Y, cuando yo sepa que no me ve, también lloraré, porque sé que ésa será la última vez que le veo tan bien. Sigue leyendo
23 sábado May 2015
Posted Poesía
inSe le sabe moribundo y aún está
esperando su muerte y su final.
Vencido, no acabado, con el cuerpo postrado,
la rodilla en tierra y los dedos enterrados
en el lodo sobre el que reposa.
.
A su lado, queda patente su lucha,
en forma de gladio y trunca.
Su respiración sigue latente pero fría;
podemos sentir en nuestra espina
el vapor intangible de sus pulmones.
.
Tiene fijos os en el suelo sus ojos vacíos
llenos de gestos que nos resultan conocidos.
Hasta su corazón aún late si lo escuchas;
puedes percibir su bombeo sin permuta
aunque en constante silencio de luto.
.
Sobre su mármol frío y seco, quizá en su antiguo bronce,
puedes notar su flujo de sudor; tenso ante la noche,
que sueña con alcanzarle en su eterna carrera,
aunque sea por hacer eterna su presencia
y no achacable a deserción o a cobardía.
.
Tiene en cada uno de sus estáticos rasgos
tanto más que cualquiera de humano;
su vivir sin vivir lato
no ha vuelto su rostro opaco
lo ha colmado de existir.
.
Y, nosotros, condenados a morir pero vivos,
con el vaho de nuestro aliento bien presente,
llenando nubes que empañan nuestro rostro:
con los pies bien sustentados en el suelo,
para que pueda temblar nuestras rodillas,
y nuestra espalda alzada.
Con nuestra mirada fija al frente pero necia,
sin más propósito que permanecer anclados a este mundo,
estamos condenados a olvidarnos; siendo cuerpos
no poseemos la mitad de alma de una piedra.
26 lunes Ago 2013
Posted Microrrelatos
inEtiquetas
En Pennisylvania existía una extraña ley natural que pendía sobre la vida de los hombres. Sólo afectaba a los varones, como explica la lógica, y, por lo demás, el resto de lo cotidiano sucedía de igual manera a lo que estamos acostumbrados. Existían las mismas envidias, las mismas intrigas… Pero existía esa ley inviolable.
Por una rara cuestión genética había en el cromosoma Y una especie de cuenta atrás nucleotídica. La duración total de la vida del hombre era proporcional a la longitud de su pene. Sé que parece extraño, es cierto, pero funcionaba así. Se activó de repente un día, nadie vio la relación al principio, aunque no tardaron en percibirla. Apareció en los informativos, en diarios, en blogs, en todas partes. Era inevitable. De pronto, todos los hombres conocían la fecha de su muerte. El último día se pasaba en cama, mientras el corazón se iba apagando.
Pero había algo peor que saber la fecha de la muerte. Era la absoluta certeza de saberse, en el último instante antes de sucumbir, el hombre con el pene más pequeño de la ciudad.
16 viernes Ago 2013
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in26 lunes Nov 2012
Posted Poesía
inLa poesía como espada bailarina,
no puñal,
que juega con la realidad tan sin tocarla,
debe resultar vencedora en el combate.
Convertida en un objeto de sentimientos-placebo,
despierta lágrimas en ojos de vidrio fácil;
ha de amanecer de nuevo al mundo y en el mundo:
redentora.
Han de ser sus versos transmisores de verdades,
despertadores de mañanas en letargo,
agitadores marinos de la calma chicha,
creadores de verdaderos corazones;
recuperar su aspecto cognoscible
que apenas ya recuerda,
discernir entre lo puro y lo creado,
entre lo sano y lo enfermo,
servir de gong de inicio
para abandonar el escenario.
Y, si no puede,
si se quiebra y desmotiva,
si se vuelve superflua
en nuestra maquinaria,
insustancial en apariencia y en esencia
en objeto de consumo, lágrima y desecho,
en puñal de leche, que duele
pero no permanece,
si se vuelve palabra barata,
retórica,
y pierde su sitio,
si, como la metáfora, queda recluida en el segundo plano,
si se pierde, en fin, toda su fuerza,
nos encontraremos con un mundo cambiado,
una carcasa fría,
desprovista de materia,
no peor mas desalmado,
carente de cemento entre personas,
tan sólo instrucción y recepción
y sin sentido.
Y, aunque quizá no peor sí indeseado
y yo no quiero:
ni que se vuelva retórica y vacía
abandonada en el segundo plano,
ni que sea burdo objeto de consumo,
para el sentimentalismo barato,
y no perdure
ni que se vuelva superflua
en nuestra maquinaria,
ni inútil en apariencia y esencia,
fuego de artificio
y tontería.
Yo no quiero que sea redención adolescente.
Yo lo que quiero es POESÍA.
11 domingo Nov 2012
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in15 sábado Sep 2012
Posted Viñetas
in18 sábado Ago 2012
Posted Poesía
inSi no fuera por miedo, sus manos serían alas y no calaría la tormenta su sombrero. No huiría, pero correría escapando de las aguas a hacer mundo, se envolvería en su sobretodo de voluntad y avanzaría cortando el viento a cada paso.
Si no fuera por miedo, la casa no iría estrechando las paredes que le oprimen. No emitiría juicios ni se sometería a ellos, pero se dejaría guiar por el significado de la palabra Justicia.
Si no fuera por miedo, las lágrimas que traga brotarían y no tendría que tampoco que ocultar su sonrisa inadecuada. No escondería sus deseos tras un velo.
Pero nació pajarillo friolero, de plumas recortadas: inseguro en el vuelo. Nació temiendo a la cuerda floja, ¡hasta con red!, con la garganta atravesada de palabras y el rostro congestionado en una máscara.
Nació con sueño a las diez de la noche, con montañismo dominguero, con novia, esposa, casa y tumba. Nació con la vida arreglada y, por supuesto, con miedo.